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Los venezolanos y el síndrome cubano de Miami

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Espera en el restaurante venezolano El Arepazo 2, en Doral
Muchos venezolanos acuden aquí para comer sus arepas... y recibir noticias de su país
Cuando llegué como periodista a Miami por primera vez escuché de muchos colegas el mismo consejo: "Para tomar el pulso a la oposición cubana en la ciudad debes ir a la Calle Ocho de la Pequeña Habana". Sin embargo, últimamente los corresponsales peregrinan a otros lugares.
Esta urbe y sus periodistas se han acostumbrado a oír mensajes confusos sobre el estado de salud de Fidel Castro, a quien cada cierto tiempo desde hace décadas la rumorología local da por muerto.
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Pero ahora es el estado de otro líder, el de Venezuela, el que copa las conversaciones de la calle.
Lo cierto es que la Pequeña Habana tiene cada vez menos de Cuba. Aunque resiste como la Meca de la oposición, se trata más bien de un lugar simbólico y una atracción turística donde encontrar tabaco y recuerdos, porque la mayor parte de los cubanos que huyeron de la Revolución o fueron expulsados ya residen en otros barrios, como el de Hialeah.
En la actualidad son los nicaragüenses o los hondureños quienes habitan estas calles, que una vez fueron el bastión de los exiliados isleños.
Y los periodistas que antes viajaban a la Pequeña Habana se desplazan ahora a Doral, o "Doralzuela", como llaman coloquialmente a la ciudad con mayor concentración de venezolanos de la zona de Miami.
Doralzuela
 
Doral tiene la mayor concentración de población venezolana en EE.UU..
En cierto modo, Doral es la Pequeña Habana de estos días. Poco tienen que ver los venezolanos que residen hoy en Miami con los cubanos que llegaron en los 60, pero las reacciones de ambas comunidades ante las noticias sobre la salud de los líderes latinoamericanos no son muy distintas.
A pesar de los mensajes de tranquilidad lanzados por el gobierno de Caracas, que pide no dejarse llevar por rumores, los venezolanos de Miami no cuentan con la recuperación de su presidente.
Aquí no se reza, aquí se espera. Y aquí no se habla de "si Chávez se mejora", sino más bien de "cuando Chávez muera".
Una frase que también me recuerda mucho a ese "el día que Fidel no esté...", tantas veces he escuchado entre los opositores cubanos en la ciudad.
Y es que estos días, en Miami, los venezolanos esperan "al estilo cubano" un desenlace que aún no llega.
El Versailles venezolano
"Últimamente se está viendo mucho movimiento, muchos vienen a preguntar qué ha pasado con el país, en busca de información"
Perla Mayorga, El Arepazo 2
Los mejores rincones para sondear a la comunidad venezolana de Miami son los restaurantes. Hasta en eso uno siente el déjà vu.
Hace unos años me acercaba cada cierto tiempo a Versailles, un establecimiento de comida cubana en la Calle Ocho de Miami que desde hace décadas alberga las reuniones de los exiliados.
En sus mesas sólo se habla español, con acento de La Habana. Y a menudo las conversaciones son discusiones políticas sobre el castrismo y el papel de Estados Unidos en Cuba.
Por eso no es raro ver a candidatos a alcalde, senador o presidente acercarse aquí en cada campaña electoral, intentando cortejar el voto de esta comunidad.
Pero si antes comía ropavieja y congrí, ahora engullo arepas.
En el corazón del Doral está El Arepazo 2, un establecimiento de comida tradicional del país sudamericano que muchos han bautizado como el "Versailles venezolano".
"Esto es algo así como un consulado. Últimamente se está viendo mucho movimiento, muchos vienen a preguntar qué ha pasado con el país, en busca de información", le dice a BBC Mundo Perla Mayorga, la encargada detrás de la barra, originaria de Nicaragua.
Avenida de El Doral"No voy a celebrar, pero..."
 
Muchos venezolanos acuden aquí para comer sus arepas... y recibir noticias de su país.
Al otro lado del mostrador, las mesas con venezolanos residentes en Doral, turistas y otros latinos de Miami con antojo de arepas —las 'peludas', aunque no están en el menú, son las favoritas, me cuentan—.
En una de las pantallas de televisión se sigue Globovisión, el canal venezolano de noticias más importante y crítico con el gobierno de Hugo Chávez.
Y en las paredes, fotografías de los dueños del Arepazo 2 con deportistas, cantantes y otros personajes célebres de Venezuela, como el ex candidato presidencial Henrique Capriles, líder de la oposición.
"Yo no voy a celebrar cuando Chávez muera, a pesar de que no soy chavista, pero yo creo que aquí va a haber fuegos artificiales", dice Olga, una de las clientas del restaurante.
"La gente aquí está muy resentida, hay demasiada rabia", asegura esta caraqueña.
Seguridad
Según los datos de 2010 de la Oficina del Censo de EE.UU., Doral —con una superficie de 39,37 km²— tiene un total de 45.704 habitantes, de los que poco más de la quinta parte son venezolanos.
En total, más de 200.000 venezolanos viven en el sur de Estados Unidos (sobre todo en Florida, Georgia, Carolina del Norte y Carolina del Sur), pero es en Miami y ciudades vecinas donde se concentra la mayoría.
"Es lo mismo que cuando Fidel se enferma, los venezolanos no saben lo que le pasa a su presidente y comienzan a circular los rumores"
José, cubano en Doral
Doral tiene incluso el primer alcalde venezolano de todo el país, el empresario Luigi Boria.
Aunque es posible encontrar a seguidores de Chávez entre los residentes de Doral y el área de Miami, la sensación general es la de estar en territorio opositor.
Algunos venezolanos huyeron de su país por estar en desacuerdo con las políticas del presidente y su revolución bolivariana. Pero la gran mayoría, venezolanos de clase media que llegaron en los últimos 12 años, tiene otro argumento para vivir aquí: se vive mejor.
"Los venezolanos de aquí no cambian por nada la seguridad", dice Luisa, una venezolana que visita por Navidad a sus primos, que viven en Doral.
"El poder andar hasta tarde con niños pequeños, estar tranquilos...", cuenta.
"¡Y que los estantes de los supermercados están llenos, no como en Venezuela, nos dan ganas de tomar fotografías!", replica Elba, una de sus acompañantes en el desayuno criollo que degustan en el restaurante.
Hermandad cubana
 
Las miradas ya no están en los cubanos, sino en la comunidad de Venezuela.
Quizás uno de los experimentos más interesantes estos días es observar la reacción de los cubanos en Miami.
Acostumbrados a que los periodistas les presten atención cada vez que los rumores sobre la salud de Castro empiezan a bullir, ahora se sienten aliviados al verse como simples observadores.
El gobierno de Venezuela asegura haber informado con transparencia y precisión sobre la enfermedad de su comandante, pero para muchos venezolanos —dentro y fuera del país— eso no es suficiente.
"Es lo mismo que cuando Fidel se enferma, los venezolanos no saben lo que le pasa a su presidente y comienzan a circular los rumores", dice José, un fisioterapeuta que llegó de La Habana hace seis años y que vive ahora en el Doral.
"En este barrio hay debates y discusiones políticas constantemente. Esta misma semana los restaurantes se llenaron de gente para ver la entrevista de (el vicepresidente) Nicolás Maduro", cuenta.
"Hay solidaridad de los cubanos con los venezolanos porque estamos pasando por lo mismo".
Son muchas las diferencias entre Castro y Chávez, entre Cuba y Venezuela, pero al menos aquí se ve a ambos líderes con los mismos ojos.
"Los cubanos de Miami han sido con nosotros muy amables y solidarios. Ya pasaron por algo parecido", dice Elba sobre la incertidumbre de los opositores ante el estado de salud del presidente.
"Nos duele lo que les pasó a ellos —cuenta— pero nunca pensamos que podría pasarnos a nosotros".

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