ASÍ CAMBIAN SUS PINTURAS
La forma de dibujar evoluciona con la edad debido a la mejora de la motricidad y a la evolución del pensamiento y la capacidad intelectual.
ENTRE 1 Y 2 AÑOS
El pequeño ya es capaz de coger una pintura y dejar su marca en una hoja. A esta edad sus movimientos son imprecisos y sin control, por eso sólo realiza rayajos.
Un día, cuando lleva un tiempo haciendo esto, de pronto descubre que una de sus pinturas le recuerda a algo o a alguien; entonces la señala y dice “gato”. Ha empezado a dar significado a sus obras.
A LOS 2 O 3 AÑOS
Comienza la etapa del garabato. El niño sabe lo que quiere dibujar antes de empezar, pero apenas lo consigue debido a su falta de habilidad motriz y a su escasa atención. Los dibujos son expresión de sus emociones más que reflejo de la realidad.
CON 3 O 4 AÑOS
La figura humana empieza a reconocerse ligeramente. El “monigote-renacuajo” es un círculo del que salen cuatro líneas representando brazos y piernas. A medida que evoluciona el modo de dibujar, la cabeza y el tronco van diferenciándose en dos círculos, pero hasta los 4 o 5 años la mayoría de los niños seguirán representando las extremidades como una raya sin volumen.
HACIA LOS 5 O 6 AÑOS
Empiezan a aparecer escenas, ya no se trata de personajes u objetos aislados. Las características principales de los dibujos son la falta de perspectiva y la transparencia: el pequeño dibuja todo lo que conoce del objeto sin atender al realismo, por eso un personaje puede aparecer vestido pero a través de su ropa se verá claramente dibujado su cuerpo. Es la etapa del realismo descriptivo, que durará hasta los 9 o 10 años.
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