Tan pronto se enteraron de la explosión en la calle 116, familiares de residentes en los edificios colapsados este miércoles corrieron hacia el lugar. Los mexicanos Jorge Ortega (41) y Flavia Mendoza llegaron en busca de su yerno Yory Salas (20), quien se encontraba dentro del edificio situado en 1646.
“Es terrible, no sé nada de mi yerno. Yo estaba trabajado a unas cuadras de aquí cuando escuché la explosión. Inmediatamente vine cuando supe que Yory estaba aquí”, dijo Jorge con su rostro bañado en lágrimas. “Estamos orando y esperamos en Dios que él esté bien”.
De otra parte, Flavia Mendoza, afectada por una crisis nerviosa, articuló limitadas frases entre lágrimas y voz cortada. “El esposo de mi hija, es el esposo de mi hija. Él estaba adentro”, se lamentó.
Al inmigrante ecuatoriano Manuel Lema (42) le salvó la vida estar en su trabajo en el momento del estallido. El hombre, quien ha vivido 17 años en el 1646, se encontraba en una fábrica de reparación de pianos en el Sur de El Bronx.
“Tengo sentimientos de alegría y tristeza. Mis hermanos y yo estamos a salvo, pero lo perdimos todo. Sólo tengo la ropa que traigo puesta. No sabemos a dónde ir”, dijo Lema con angustia.
El hombre, quien vestía ropa de trabajo y un paliacate rojo atado al cuello, no contuvo las lágrimas. “Me quedé sin hogar, no tengo nada”, expresó mientras caminaba entre la multitud agitada.
El dominicano Carlos Pérez (48), otro residente del edificio y compañero de trabajo de Lema, tampoco ocultó su alegría de estar vivo.
“No sé qué habría sido de mi si hubiera estado en casa”, enfatizó, mientras la Policía despejaba el área. “Yo estaba en el trabajo cuando supe de la explosión. Vine corriendo y sólo encontré escombros”.
Pérez lamentó que muchos de sus vecinos resultaran heridos.
“Es una gran tragedia, es algo muy triste. No puedo creer lo que veo, es como una pesadilla”, dijo con voz cortada. “Hoy El Barrio está llorando, tenemos que orar”.
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