Envidia, envidia, envidia…parece que está por todos lados. ¡Qué horror!
¿Te has sentido atacada por alguien? ¿De esas veces en las que no importa qué digas, esa persona siempre busca el lado negativo de tu sentir, pensar y actuar? Es bastante incómodo. Y quizá a algunas personas puedas darles la vuelta, pero si es un familiar o un compañero de la oficina con quien tienes que trabajar hombro con hombro a diario… ¡mejor aplica estos remedios!
Que los demás se acerquen siempre a ti para preguntarte cómo resolver algún problema, a pedirte tu opinión acerca de sus propios proyectos, que te vean como alguien cuyas ideas son eficientes y productivas, en quien se pueda confiar e incluso como una líder, es efecto de tu carisma y contra eso, tú no puedes hacer nada; de hecho, ¿tendrías que hacerlo?… ¡no!
Tú tienes ángel y ni modo.
Sin embargo, sé perfecto que aunque generalmente tener ángel alimenta tu autoestima – y ego- porque eres un imán para el elogio, a veces también eres un imán para las malas vibras: la envidia, un sentimiento bastante normal en todo ser humano. Por ello, te dejo aquí tres estrategias que en el libro El mito del carisma de Olivia Fox encontré para contrarrestar la envidia:
1. Rechaza la gloria. Ante un halago, recurre a restarte importancia: “No digas eso, soy como cualquier persona, cualquiera lo puede hacer…”. Pero ojo, esto no debe caer en el menosprecio porque está de por medio tu autoestima; su fin es mostrar modestia, por lo que se debe tener cuidado en los adjetivos porque puede ocasionar que nuestros admiradores se sientan mal: piensen que no nos agrada tanto elogio y que ellos están comportándose de manera equívoca al decírnoslos.
2. Transfiere la gloria. La envidia proviene de la inseguridad y la confianza devaluada; las personan sienten que ante el otro – el que envidian- sus logros son bastante nimios. Sin embargo, cuando la gente se asume como parte de algo más grande, se siente que aportó algo para construirlo; se sabe parte del éxito y eso lo agranda ante sus propios ojos. Por ello, que tú seas capaz de reconocer el apoyo que las personas te brindaron para alcanzar tus metas, te permitirá que ellos se perciban responsables y partícipes de tu éxito, lo verán como un logro de ellos también.
Para esto puedes empezar reflexionando en qué has aprendido de esa persona que te envidia; vamos, no puede ser tan difícil: date algunos minutos, siempre aprendemos algo de los demás. Cuando lo identifiques, díselo; que esté enterada de que lo que eres también se los debes a ella. Verás cómo poco a poco cambia su actitud y hasta te apreciará porque verá en ti no sólo alguien triunfador, sino una persona honesta y con la suficiente humildad para reconocer en los otros su cualidades; sentirán orgullo y hasta lealtad hacia ti.
3. Dales la gloria. Pregunta su opinión ante tus actos; eso los hará sentir importantes porque su criterio está siendo valorado. Entrégale la oportunidad de tener en sus manos el poder de decisión o de ser parte de una decisión. Te aseguro que esto te abrirá muchas puertas y te cerrará las de la envidia porque la gente verá en ti a alguien con la apertura para escuchar las ideas de los demás, no sólo interesado por su propio éxito.
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