El cuerpo sin vida de Steward Espinal, de cinco años, yacía en un pequeño ataúd blanco. A su alrededor, un gran arreglo con flores azules y blancas y un oso de peluche azul, mientras que Rosaura Abreu, su progenitora le acariciaba su cabeza y lloraba desconsoladamente.
El pequeño fue ahogado en una tina de baño del edificio ubicado en el 86 Oeste de la calle 179, en el área de University Heights, en El Bronx, donde estaba al cuidado del padre, Leoncio Espinal.
Según el informe de la Policía, Espinal, de 47 años, le dio de comer a la hija mayor, Mia, de siete años, pizza con veneno de ratas y a Steward lo metió a la tina y lo ahogó.
"Es algo terrible, no tengo palabras para describir esto", dijo una maestra de Mia de la escuela P.S. 386, quien prefirió no dar su nombre. "El (Espinal) iba a recoger a la niña a la escuela y se veía un hombre normal. Nunca me hubiera imaginado que pudiera hacer algo así".
Mia estuvo recluida en la unidad de cuidados intensivos de Pediatría en el Hospital Columbia Presbyterian, pero recientemente fue dada de alta.
"La mamá me dijo que está mucho mejor", indicó la maestra en referencia a Mia al salir de la funeraria. Acerca de Steward comentó que "era un niño muy cariñoso y dulce".
Los presentes en el velorio comentaban lo "despiadado" que había sido Espinal al querer matar a sus dos hijos.
"Hay cosas que uno nunca se pueden explicar", dijo una mujer que lloraba en la parte trasera de la sala del velorio. "Ni Dios lo puede perdonar a ese hombre".
Ni los conocidos de la familia dominicana se podían explicar lo que pasó. "Creo que se alocó, ésa es la única explicación. Se alocó", dijo Francisco Ortiz, conocido de la familia. "¿Qué papá mata a su propio hijo?".
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