Y es que, por muy común que resulte, que la gente se tatúe el nombre de sus parejas, en alguna parte del cuerpo --como lo hizo alguna vez, Angelina Jolie, cuando estuvo casada con Billy Bob, o Melanie Griffith, quien sigue teniendo un tatuaje en el brazo que dice Antonio—no entiendo cómo es que las personas tienen el valor de tatuarse algo sólo por amor ¿Qué nadie les advertirá que es permanente? En serio, se me hace un poco idealista hacer algo así, pues aunque todas querríamos tener la certeza de que el amor es para siempre, si se llega a acabar ¿cómo rayos le haces para quitarte esa cosa que a diario te recuerda que se acabó?
En fin, me imagino que Eva Longoria, habrá aprendido la lección, después de haberse tenido que quitar el tatuaje que decía "nine" en su cuello --y que hacía alusión al número del dorsal de baloncesto de Parker—así como el que tenía en la muñeca --y que mostraba en números romanos, la fecha en la que se casó con su ex marido. Ojalá que la experiencia de esta actriz, le sirva a otras mujeres para que, definitivamente, se lo piensen dos veces, antes de tatuarse el cuerpo por amor, pues existe el riesgo de que la relación termine y seas tú la que tenga que cargar, con esos recuerdos para todos lados
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